Secador de cabello: la clave está en usarlo bien

El secador de cabello se ha convertido en un elemento clave dentro del arsenal de productos e instrumentos que permiten definir el peinado.

Desde aquellos modelos que tenían un lavacabezas incorporado de principios del siglo XX, este aparato ha ido evolucionando y en la actualidad hay un amplio repertorio de modelos en el mercado entre los que elegir. Básicamente, el mejor secador de pelo es aquel que se adapta de forma más adecuada a las necesidades particulares en general y al estilo de peinado en particular.

En sí mismo, su uso no resulta perjudicial; lo que hay que evitar es su abuso ya que peinar con el secador de forma muy reiterada y frecuente afecta a la salud capilar en dos sentidos. Por un lado, incide directamente en el aspecto de la cutícula, la capa más externa, muy sensible a la acción de todos los factores agresivos que actúan sobre ella; concretamente, el calor que emite el secador de cabello puede deshidratarla en exceso y ablandar la queratina, un componente esencial de la cutícula encargado de proteger la capa más interna del pelo y responsable del brillo y la elasticidad. Por otro, si no se aplica a la distancia y a la temperatura debidas del cuero cabelludo, puede dañar el folículo, lo que a la larga favorece la pérdida de cabello. La mejor forma peinar con el secador sacando todo el partido a las posibilidades de este aparato y preservar a la vez la salud capilar es recurrir a su uso sólo cuándo sea estrictamente necesario; desenredar y quitar el exceso de humedad del cabello con una toalla antes de aplicarlo; escoger la temperatura más baja posible; siempre que se pueda, optar por la posición en frío (especialmente recomendada cuando lo que se busca es fijar el rizo); y nunca acercarlo a menos de 5-10 centímetros del cabello.

Una buena opción para minimizar los efectos negativos del secador de cabello es utilizar los productos específicos que las principales casas cosméticas han incorporado a sus gamas capilares y que hacen un efecto de barrera entre el calor de la corriente de aire y la capa externa del pelo. Además de eliminar la humedad, el secador de cabello permite conseguir determinados estilos capilares; y en este sentido juegan un papel importante tanto los distintos accesorios que incorpora como su potencia. Las boquillas concentran el flujo de aire en la zona deseada, por lo que son aconsejables tanto para los “brushing” o alisados (hay que evitar en estos casos no tirar demasiado del cabello ya que este técnica de secado podría favorecer la pérdida de cabello) como para los secados rápidos, y también para dar forma a los flequillos. El difusor, en cambio, se incorpora cuando lo que se quiere es repartir el aire a lo largo de todo el cuero cabelludo para obtener más volumen y definir el rizo.

En cuanto a la potencia, a más watios menor tiempo de exposición al calor y, por tanto, menos posibilidad de daño capilar. Por ejemplo, para los estilos “despeinados” (esos en los que basta dar un poco de forma con la ayuda de los dedos bajo el chorro del aire) el mejor secador de pelo es aquel que tiene una potencia de 1.4000 a 1. 600 watios.

Tanto para prolongar la vida del secador de cabello como para asegurar su correcto funcionamiento hay que retirar de vez en cuando la rejilla que protege la entrada de aire, eliminando pelos y demás partículas. Peinar con el secador en perfectas condiciones no sólo ahorra el tiempo de secado sino que también reduce la agresión que el calor ejerce sobre la estructura capilar la cual, unida a otros factores, puede restar cuerpo y definición al peinado, arrebatar al cabello todo su brillo y favorecer la pérdida de cabello.

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